Cómo afrontar una carrera de larga distancia.

03.08.2022

Las carreras de montaña, y más concretamente las de ultra distancia, han alcanzado gran relevancia estos últimos años. Cada vez más nos atrevemos con distancias largas, tal vez sin tener en cuenta lo que esto puede suponer. 

Es importante valorar objetivamente nuestras capacidades para afrontar los retos que nos proponemos; debemos calcular nuestra disponibilidad para los entrenos, nuestras facultades físicas, etc. Por eso es absolutamente imprescindible contar con un buen entrenador que sea capaz de planificar nuestra preparación, además de, y no menos importante, un buen fisioterapeuta para evitar lesiones.

Como en cualquier otro deporte, para tener éxito debemos entrenar específicamente todos los detalles de la competición. Por tanto, necesitaremos abordar aspectos como la alimentación, la progresión nocturna, los diferentes tipos de terreno, así como la perseverancia en momentos de debilidad.

Cuantos más factores de carrera entrenemos, más posibilidades de éxito tendremos.   

Por supuesto, la experiencia es relevante para poder evitar problemas durante una carrera de muchos kilómetros, ya que cada carrera es diferente y las circunstancias cambian en todas y cada una de ellas. Es por ello que se debe participar en varias carreras "menores" para "curtirnos" e intentar evitar errores; y, en caso de cometerlos, poder reaccionar frente a ellos y resolver la situación. 

Es de vital importancia nuestro ritmo de salida. En cualquier competición veremos cómo se sale en estampida; está claro que ese no es "el ritmo" , pero muchos participantes van "como locos" para colocarse en una buena posición inicial acorde a sus objetivos y evitar embotellamientos. Sin embargo, una vez pasados unos kilómetros, la realidad nos devuelve el sentido común; es el momento para repasar la estrategia de carrera diseñada objetivamente y adaptar nuestro ritmo de carrera.

 Encontrar nuestro ritmo de crucero

Lo importante es encontrar nuestro ritmo de crucero y no dejarnos llevar por la inercia de la salida y el ritmo de los corredores que van en cabeza, que sí han puesto ya su ritmo de crucero. Estos ritmos altos pueden suponer una intensidad superior a la que podemos sostener, y más pronto o más tarde, lo pagaremos. Lo inteligente es situarse y modular el ritmo a nuestras capacidades "reales". 

El tiempo que podríamos ganar con ese ritmo "irreal" siempre será muy inferior al que acabaremos perdiendo por haber salido demasiado rápido. 

Otro aspecto importante es saber elegir nuestra ropa deportiva. El equipamiento tiene que ser el correcto y debemos asegurarnos de que nos va a venir bien ante cualquier circunstancia. Por eso tiene que ser testada por nosotros en innumerables entrenos de diferentes dificultades. 

Qué comer durante la competición es otro factor importantísimo; debemos saber cuándo comer y qué comer, dónde están los avituallamientos y qué contienen. La elección de la comida dependerá de las condiciones climatológicas del momento de la competición (un caldo caliente no tiene sentido en una competición con altas temperaturas).

También se debe decidir cuánto tiempo parar en cada avituallamiento, si está cubierto o no hay una sombra, un aspecto que casi nadie valora a priori, pero que, al menos para mí, sí es importante. He visto gente que se ha quedado dormida por el calorcito del avituallamiento, que los adormece sin darse cuenta. 

Por tanto, no hay que sucumbir a los cantos de sirena de un lugar protegido porque quizás ya no salgas más y te lleven directamente a la meta.

Si sólo pensamos en correr, no pasará mucho tiempo antes de que la monotonía nos alcance; tenemos que utilizar estrategias que nos ayuden a mantenernos atentos y motivados durante la carrera. Todo corredor debe saber que con tantos kilómetros de soledad, llegará el momento en que estaremos solos con nuestros pensamientos  y un largo camino por delante. Si sabemos utilizar esto a nuestro favor, contamos con mucho tiempo de tranquilidad para ponernos al día mentalmente... y antes de darnos cuenta, esos kilómetros se habrán esfumado. Y la aventura habrá terminado.