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La irregularidad del terreno es una de las características que definen el trail- piedras, gravilla, raíces, barro, son algunos de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos en la montaña-.

Todos sabemos que cualquier movimiento de nuestro cuerpo está controlado por nuestro cerebro. El cerebro recopila información sensorial y, a continuación, determina cuál va a ser la respuesta motora frente al estímulo; además, evalúa cómo mejorar el rendimiento o cómo prevenir posibles lesiones.

El perfil del sendero constituye un elemento crucial en Trail; y no solo debemos determinar el tipo de terreno, sino también los efectos de las condiciones meteorológicas sobre él, así como el efecto de la actividad humana sobre el paisaje.

Cuando corremos en pendiente ascendente, algunos de nuestros músculos se ven sometidos a una demanda de resistencia a la gravedad muy superior que cuando lo hacemos en terreno llano. Nuestro cuerpo debe ser impulsado hacia adelante y hacia arriba al mismo tiempo; por lo que nos vemos obligados a aumentar nuestra potencia.

Que sí, que estás entrenando bien, estás haciendo los deberes como debe ser, haces tus series de cuestas, tus CACO y todas las repeticiones que se te mandan; pero un día, de repente, sin avisar y cuando más relajado estás después de haber acabado tu carrera sientes un agarrotamiento en una pierna, una presión aguda que duele como un demonio…,...

Los medidores de potencia han venido para quedarse, revolucionando el running. Durante años, la frecuencia cardíaca (BPM- beats per minute) era el parámetro que nos guiaba a la hora de entrenar, junto a nuestro ritmo en minutos/km. Así valorábamos nuestro esfuerzo en carrera.